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lunes, 10 de mayo de 2010

Tumbas egipcias



Para los egipcios nada era más importante que alcanzar la vida eterna y hacían cuanto estaba a su alcance para llegar allí. Desde hechizos rituales, hasta embalsamados y construcciones de magníficas tumbas, cuanto más dinero tenían, más gastaban en su preparación para la muerte.

El libro de los muertos

El Libro de los Muertos evolucionó de los “Textos de las Pirámides” del Imperio Antiguo –los textos funerarios más antiguos del mundo. Estos hechizos y rituales eran inscriptos únicamente en los muros de las tumbas de los egipcios de clase alta. Para la época de Imperio Medio, estos secretos se hicieron disponibles para cualquiera que pudiese afrontar un ritual funerario, y eran grabados dentro de los sarcófagos, para que las momias pudiesen “leer”. Con el tiempo, los “Textos de los sarcófagos” se converitirían en el Libro de los Muertos, utilizado durante el período del Imperio Nuevo.
Como el corazón era el centro de la vida para los egipcios, cuatro hechizos estaban dedicados a proteger este órgano del muerto. El hechizo número 23, la “apertura de la boca”, también era crucial ya que restablecía los sentidos de la momia, para la vida después de la muerte.

El templo de Luxor


Es el monumento más destacable de la ciudad de Luxor. Se debe fundamentalmente a la obra de 2 faraones, grandes constructores, Amenhotep III y Ramsés II. El primero construyó la parte interior y Ramsés II el recinto exterior. No obstante, el templo tuvo tanta importancia que muchos otros faraones contribuyeron al engrandecimiento del recinto, con la decoración, construcciones suplementarias, relieves o realizando diferentes cambios. Entre estos se encontraban Tutankamon, quien retomó el proyecto tras la muerte de Ajenatón (Amenhotep IV) que había impuesto el culto al disco solar Atón y abandonado el culto a los dioses tradicionales como Horemheb y mucho más tarde Alejandro Magno.


La construcción inicial se debe muy posiblemente al arquitecto Amenhotep. El proyecto original no se separa de las construcciones clásicas, con un gran patio, la sala hipóstila, el vestíbulo, y el santuario, aunque las posteriores construcciones de Ramsés II (un patio que pasó a ser el primero del templo, la fachada, los colosos y los obeliscos) modificasen el aspecto final que hoy puede apreciarse. La longitud total del templo es de 260 metros y estaba dedicado a Amón, que en concreto en Luxor tomaba la forma de Min bajo la denominación de Amón-Min. Se llamaba Ipet-resyt en relación con el templo de Amón en Karnak con el que estaba estrechamente vinculado y del que dependía. De hecho la función principal del templo de Luxor era la procesión que una vez al año, durante la celebración del Año Nuevo, se celebraba y en la que la imagen de Amón salía de su recinto de Karnak para, a través de la avenida de las esfinges, visitar el templo de Luxor.

Las barcas del sol


En El antigio Egipto el día tenía 24 horas. Doce de ellas componían el día, durante las cuales el dios Ra navegaba en cielo en su barca, rodeado por el resto del panteón egipcio. Durante las doce horas de la noche, descendía en su barca en las aguas oscuras de la noche para luchar contra las divinidades del mal. De ahí que los faraones se representaban su sus barcas siguiendo a la barca del dios Ra para que les proteja en su viaje hacia la resurección.Como el sol, que vuelve a salir.

A pesar de que existe la posibilidad de que las barcas tenían un sentido religioso, se cree que también fueron usadas para transportar el material de construcción de la pirámide de cheops, sobre todo los bloques de granito que procedían de Aswan a casí 1000 kilometros de distancia.

Aunque actualmente se expone una al lado de la pirámide de Cheops, se sabe la existencia de otras barcas aunque no se sacan por miedo a que se deteriore la madera.